jueves, 21 de diciembre de 2023

La única propuesta válida en la poesía mexicana

 La única propuesta válida en la poesía mexicana

 

Agafia Bermont

 

 

       Actualmente, hay una sola propuesta válida en la poesía mexicana. Se trata de la “deconstrucción”, como la llama su creador, Janitzio Villamar. Y tiene finalidad, que es lo que falta a la mayoría de los supuestos movimientos literarios en México. Deconstruimos para crear efectos, en este caso, ritmo, sonoridad. El español no ha bastado para tal finalidad, aunque tenemos ejemplos muy notables. Decir a la manera de la tradición ha sido ya ocupado por mucho tiempo. Por ejemplo, por Federico García Lorca, uno de los grandes poetas que han conseguido gran sonoridad en lengua española, o Nicolás Guillén, quienes llevaron la sonoridad del española a su cúspide. Sin embargo, no ha bastado.

       El músico, Janitzio Villamar, propone la nueva musicalidad del español, deconstruyendo la lengua. Se trata de armar y desarmar. El español no es lo suficientemente sonoro, por lo que su deconstrucción permite sonorizar lo que no tenía suficiente sonoridad. Por supuesto, existen antecedentes, como el creacionismo de Vicente Huidobro, o César Vallejo y el mismo Federico García Lorca. Sor Juana y Amado Nervo forman parte de la tradición, según nuestro autor, pero debe incluirse a autores de otras latitudes: Catulo, Anacreonte, Safo, por poner algunos ejemplos, para completar el canon.

        La sonoridad se encuentra en los grandes compositores, como Bach, Mozart y Beethoven, en Musorsky, Glinka-Korsakov o Tschaikovski. La sonoridad está en compositores populares de cumbia, reguetón y muchos, muchos otros ritmos. Bailar es parte de adquirir el ritmo, de manifestarlo a través de la poesía. El ritmo siempre ha sido parte indisoluble de la poesía y la palabra es canto y baile. La gran poesía griega se cantaba. La poesía castellana es casi un canto sin música instrumental, sin el acompañamiento milagroso de los instrumentos, como la lira, de donde nació la lírica.

      El deconstruccionismo, si queremos ponerle nombre al movimiento, propone descomponer la lengua para darle sonoridad. Janitzio Villamar es, indiscutiblemente, el genio, el artífice, el único creador, el maestro. A veces intentamos seguirlo, pero es sumamente difícil. Hay que tener ritmo natural, hay que saber música, hay que conocer a profundidad la lengua y sus posibilidades. La gramática ayuda, lo mismo que la historia de la literatura. Hay que conocer ampliamente la tradición para tener a la mano una amplísima gama de estrategias y experimentos. Y las lenguas siempre ayudan, desde el griego y el latín, pasando por el francés de Baudelaire y Mallarmé, hasta la lengua madre de nuestro gran y único maestro actual, Janitzio Villamar.

       Y precisamente Janitzio Villamar nos habla de Ennio, de Catulo, de Homero, de Safo, Anacreonte o Alceo con gran facilidad, porque son parte de su mundo. Nos los explica de forma sencilla, y no solo el sentido de sus palabras, sino la forma en que las usaron, la mecánica con la que armaron sus textos. Y esto es lo más valioso para quien pretende escribir poesía, porque son formas, son experiencias previas de otros, de la tradición las que marcan el camino. Por supuesto, hablamos de tradición grecolatina, pero en su viaje, Janitzio Villamar nos habla también de las tradiciones francesas, inglesas, rusas, españolas, italianas y muchas más, todas conectadas con la lengua que hablamos y sus posibilidades.

        Sí, podemos hablar de Dante, Petrarca y Bocaccio, los “italianos” del Renacimiento, o de Shelley, Byron, Poe, por citar solo algunos, entre los poetas de la tradición inglesa, o de Breton, Aragon, Baudelaire, Mallarmé, entre los franceses. A los autores medievales les sucede lo mismo que muchos de los griegos, que, aunque escribieron en verso, los entendemos en prosa o en diálogo. Así, Janitzio Villamar regresa su esencia a autores como Lucrecio o Eurípides, Sófocles, Esquilo, Parménides o Heráclito. Entre los medievales, entendemos a Marie de France, por citar un ejemplo, como una narración, pero se trataba de un poema, lo mismo que a Ariosto.

       Y si hacemos caso a Vicente Huidobro, que parafrasea a Emerson: “El poeta es el único sabio verdadero; sólo él nos habla de cosas nuevas, pues sólo él estuvo presente a las manifestaciones íntimas de las cosas que describe”, “Nuestros poetas son hombres de talento que cantan; no son los hijos de la música. Para ellos, el pensamiento es cosa secundaria; lo fino, la cinceladura de los versos, es lo principal,”// “Pues el poema no lo hacen los ritmos, sino el pensamiento creador del ritmo; un pensamiento tan apasionado, tan vivo, que, como el espíritu de una planta o de un animal, tiene una arquitectura propia, adorna la Naturaleza con una cosa nueva”, “El poeta tiene un pensamiento nuevo; tiene una experiencia nueva para desenvolver; nos dirá los caminos que ha recorrido y enriquecerá a los hombres con sus descubrimientos. Pues cada nuevo periodo requiere una nueva confesión, otro modo de expresión, y el mundo parece que espera siempre su poeta” (Prefacio a Adán), veremos que el poeta del que habla es Janitzio Villamar.

       Al día de hoy, tenemos 14 libros de poesía publicados por Editorial Estigia, aunque a finales de 2023 se anunció que se publicarán otros 4. Estos 4 incluirán 5 poemarios. Esta es la obra completa de la que disponemos por el momento, aparte de los poemarios que han aparecido en plaquette en Editorial Equipo Mensajero, algunos completos y otros en selección, y la amplia selección hecha por Juan Cú. En total, cerca de 30 poemarios. Por supuesto, en los archivos del Centro de Estudios Literarios Equipo Mensajero hay más, pero me limitaré a lo publicado o por publicar. 

       Hablaré primero de la variedad temática. El primero de todos, es España, aparta de mí este cáliz, que habla de autores españoles, aunque introduce técnica de autores latinoamericanos, como Huidobro o Vallejo. En seguida, Silencio, que habla de la muerte y la memoria de los muertos. Después, la Tetralogía Ana, cuyos títulos son: Soluciones a la deAres periferiaDesconciertoSalvaje tentación y Mucho ruido, todos ellos de desamor. Luego encontramos Aquí en la isla, con reminiscencias nerudianas, que también trata de desamor. Donde todas tus fantasías se hacen realidadCasa del placer e Imagínate cómo besa, forman una especie de trilogía de amor. Espíritu mexica habla de las raíces mexicas del México actual y reivindica a los pueblos mesoamericanos. Voces distantes se instala en la tradición cósmica, pues habla de los planetas del sistema solar y sus satélites. Modelaje 1 y Modelaje 2 hablan del oficio de modelar. La temática es extensa y diversa. Caso aparte, único, diríamos, son Modelaje 1 y Modelaje 2. Me parece que son excepcionales por su tema.

         Mencionaba al principio que la poesía no siempre ha expresado sentimientos; hay poesía de otros tipos, poesía que narra epopeyas, poesía que nos habla de descubrimientos o grandes disquisiciones. Los poemarios de Janitzio Villamar publicados en plaquettes son, en gran medida, esto. Verraco y Canto a la belleza hablan de cuestiones filosóficas, y podrían ser tomados como textos argumentativos. No se diga IdeologíaRasgos habla de la escritura y de las letras. Imagínense de qué trata La soportable levedad del ser, que refuta directamente a Milán Kundera. Polvos de dragón habla acerca de la imaginación. Piedra que rueda refuta las tesis idealistas de la historia. Desmembrarse de la memoria. Miedos ancestrales de los temores de la humanidad. Discriminación lo deja claro desde el título. 

       Entre los volúmenes anunciados para su próxima publicación, se encuentran Modelaje 3, el último de la serie, Verraco y Canto a la belleza en un solo volumen, Violencia de pájaros, un texto sobre el racismo y la discriminación, Desmembrarse, y un poemario sobre los dioses purépechas, hasta donde he entendido. En síntesis, la cantidad de temas es muy grande y espectacular. Aunado a esto, la sonoridad y la contundencia, aparte de la maestría retórica y lingüística sin parangón. De hecho, hay otro argumento que demuestra la trascendencia del autor: el ninguneo del sistema y de su aparato reproductor, siempre visible para todos, en una especie de aborrecible striptease de un cuerpo nauseabundo, corrupto y corruptor que devora a la mayoría de los autores con sus cantos de sirenas devoradoras de poetas. A todos los pervierte y los transforma en poetas del sistema, poetas sin ideas, poetas repetidores de fórmulas desgastadas siglos atrás. 

      La poesía sistémica hiede. Esta es la tan grande importancia de mantenerse al margen, de haber creado una obra fuera de los cotos, carreteras, parámetros oficiales. La poesía oficial es toda parte de un mismo texto, idéntico entre sus partes, corrupto, caduco, podrido. La poesía de Janitzio Villamar está libre de estas ataduras, de las cadenas de la oficialidad, que no hacen más que coartar la libertad de los poetas.

        En Janitzio Villamar confluyen la variedad temática, la maestría en el uso de las palabras, la originalidad, la musicalidad y el virtuosismo. Llamo a virtuosismo el increíble detalle en la variedad, en la diversidad, en la variación. En cada poemario nos demuestra que las posibilidades del lenguaje no se agotan, que es posible seguir construyendo con palabras ideas y formas nuevas. Y su música, ¡ay, su música! Su música es incontenible, agotadora, exhaustiva, tan, tan armónica que se oye lo lea quien lo lea o lo recite quien lo recite.

          El deconstruccionismo es, pues, la única propuesta válida en la poesía mexicana y, me atrevería a decir, en la poesía en lengua española.